De forma clara y sencilla, dentro del amplio mundo de la economía, puede definirse a la
inflación como el aumento que se realiza de manera generalizada y sostenida de los precios de los servicios y de los bienes.
La causas que provocan la
inflación en un sistema económico pueden ser muy variadas pero, a la hora de establecer cuales son las causas mas fuertes, se menciona al crecimiento del dinero que circula en ese sistema económico (que favorece una demanda mayor) o el aumento en lo que se denomina factores de producción, tales como la energía, la materia prima o el salario.
A diferencia de la inflación, si en un determinado sistema económico se lleva a cabo una baja o descenso continuado en los precios, nos encontramos ante lo que se conoce como deflación. Se pueden distinguir diferentes tipos de
inflación, de acuerdo a la velocidad o el grado de aumento que se establece en el nivel promedio de los diferentes precios.
Por ejemplo, la
inflación moderada es cuando se produce un incremento de manera lenta en los precios. Al respecto, hay que determinar que cuando las personas confían en el sistema de precios porque es relativamente estable, entonces deposita su dinero en las
instituciones bancarias.
También podemos encontrarnos con lo que se conoce como “inflación galopante”, aquel tipo de inflación que se produce cuando los precios aumentan las tasas en variable de dos o tres dígitos (por ejemplo, de un 20% a un 100% o a un 250%) en el margen temporal de un año. Cuando en un sistema económico se establece una
inflación galopante, se producirán muchos cambios económicos en ese sistema. En este caso, el dinero comienza a perder el valor establecido de una forma muy rápida y alarmante.